En un país marcado por las desigualdades, la movilidad social es un concepto clave para entender el desarrollo y la equidad. Este término se refiere a la posibilidad que tienen las personas de mejorar su situación socioeconómica respecto al entorno en el que nacieron. En otras palabras, subir en la escala social a través del esfuerzo, el talento o nuevas oportunidades.
Aunque existen diversas rutas para lograr esa movilidad social, como la educación o el empleo formal, cada vez más personas ven en el emprendimiento una alternativa concreta para mejorar su calidad de vida. Especialmente en Chile, donde las barreras estructurales limitan muchas veces el acceso a empleos de calidad.
El emprendimiento como motor de movilidad social
En Chile, más del 30 % de los emprendedores comienzan por necesidad, según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM). Si bien eso puede sonar negativo, en realidad representa una enorme oportunidad: convertir el autoempleo en un camino real hacia la movilidad social.
Cuando el emprendimiento se formaliza y cuenta con apoyo, como asesoría tributaria, digitalización o acceso a redes, puede convertirse en una palanca de cambio para personas que, de otro modo, quedarían fuera del sistema productivo.
Brechas que frenan la movilidad social
La movilidad social en Chile está limitada por factores como el nivel educativo, el género, la ubicación geográfica y el acceso a herramientas digitales. Muchos emprendedores en comunas más alejadas enfrentan más dificultades para formalizar sus negocios, acceder a capital o emitir documentos tributarios.
Además, iniciar un emprendimiento implica navegar un sistema burocrático que muchas veces desincentiva en lugar de apoyar. Los costos de formalización, los requisitos para tributar correctamente o incluso el desconocimiento de las herramientas digitales son barreras reales que perpetúan la informalidad.
Emprender para romper barreras
Impulsar la movilidad social a través del emprendimiento requiere de un ecosistema más inclusivo. Algunas medidas concretas que pueden marcar la diferencia:
- Simplificar procesos de formalización y acceso al SII.
- Capacitación en temas tributarios, legales y digitales.
- Facilitar herramientas para emitir boletas y facturas en línea.
- Promover políticas públicas que reconozcan al microemprendimiento como vehículo de movilidad económica.
Movilidad social como eje del cambio
El emprendimiento se transforma en una salida económica, pero también es una herramienta de transformación social. Cuando una persona logra formalizar su negocio, generar ingresos estables y proyectarse en el tiempo, mejora su vida, pero a la vez genera impacto en su entorno y en futuras generaciones.
Por eso, desde Kickoff, apoyamos a quienes deciden emprender con herramientas reales para avanzar. Porque la movilidad social necesita menos discursos y más soluciones concretas.